Breve ensayo sobre la participación juvenil
y
el desempleo (Fragmento)
Por: Lic. Claudia Lugo.
Directora de Akatl.
Los planes de desarrollo de un lugar o país, están siempre sujetos a un
diagnóstico que el propio Estado realiza sobre sus áreas de vulnerabilidad. La
administración, por tanto, considerada una ciencia social que persigue la
satisfacción de objetivos institucionales por medio de una estructura y a
través del esfuerzo humano coordinado (José A. Fernández, 1982), se extiende en
su intencionalidad a lograr el llamado “Estado de Bienestar”, infiriendo directamente
en las condiciones del desarrollo integral de una sociedad.
Es parte de la
planeación social, atender los niveles de bienestar de la población,
encaminando la acción gubernamental a las necesidades básicas de calidad y
cantidad (Silvia Solís, 2006).
Si bien, el desempleo surge como resultado de un desajuste en la economía y
en el manejo de los recursos financieros, es un problema multifactorial, que se
desprende de condiciones sociales, en un núcleo donde los jóvenes se enfrentan
a un ambiente de drogas, violencia en las calles y deserción escolar. Y son
ellos mismos, los que en un futuro ocuparán los lugares de trabajo y
enfrentarán el desempleo.
La relación juventud – violencia, forma parte
de la construcción social actual, en donde las instituciones establecen una
relación mediada por los temores y la desconfianza, reforzando así, sin
pretenderlo, la vinculación de los jóvenes con fenómenos sociales como el
consumo de drogas y la violencia (Teresa Almada, 2009)
Es
interesante descubrir que la mayoría de las habilidades generadas desde la
adolescencia, son las mismas que se utilizarán en el ámbito laboral, en la
etapa de la adultez. Por lo tanto, las competencias de tener empatía, de
relacionarse con otras personas, la seguridad personal, la capacidad de
equilibrio y control, el sentido de pertenencia, la autoestima, la conducta
ética, la capacidad de comunicarse, las aptitudes del trabajo en equipo, entre
otras habilidades, son las que en el futuro son variables de análisis, para
conocer por qué los adultos conservan o pierden su trabajo.
La realidad plantea una paradoja
frente a la vieja frase de Jean de la Fontaine, quien exponía que “El trabajo
es el único capital no sujeto a quiebras”, aún cuando el ciclo de la generación
de empleo, expone que existe un “quiebre” en las condiciones sociales, que para
efectos de este ejercicio, hablamos de una condición social en que los
habitantes hombres, viven con escasas oportunidades de desarrollo integral.
A
ello se unen las condiciones macroeconómicas que igualmente impactan en la
generación de empleos. En este ensayo, no
ahondaremos en analizar las variables macroeconómicas del desempleo, porque eso
marcaría sin duda otro proyecto singular. Sin embargo, si mencionaremos que en
la cultura empresarial occidental, existe una escasa cultura laboral, derivada
entre las principales variables, de una baja conducta ética, de un escaso
sentido de pertenencia, de la pobre cultura del trabajo en equipo y otras condiciones
negativas existentes históricamente en las empresas.
Si bien el escenario de la cultura laboral,
no es afable, se conjetura necesario un proyecto social que contribuya a “limpiar
las asperezas” de convivencia y relación de los hombres en el ambiente laboral
actual, y previendo escenarios futuros a corto y mediano plazo, se prepare a
las nuevas generaciones de trabajadores, hacia el desarrollo de sus habilidades
y competencias, primero personales, luego laborales.
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